UN PASEO POR LA ALPUJARRA

Que la arquitectura tradicional se relaciona íntimamente con el lugar en el que se ubica es una evidencia. Materiales, características constructivas y estructurales, color y composición están directamente condicionados por las posibilidades que brinda el entorno, el cual, de esta manera, caracteriza de forma biunívoca la arquitectura que en él se genera. Un caso paradigmático de esta arquitectura tradicional, adaptada al paisaje, es la Alpujarra granadina. Muros de carga de piedra, cubiertas de madera de castaño y álamo, pizarras, launa, cañizo, esculturales chimeneas, castigaeras...son los principales definidores de esta arquitectura singular. 
Fue maravilloso recorrer los blancos pueblos "agarrados" a las pronunciadas pendientes de la montaña, y transitar por las estrechas callejuelas de éstos, siempre trazadas siguiendo las curvas de nivel. Esta particular disposición urbana posibilita ver desde la calle superior las cubiertas de las viviendas situadas en altitudes inferiores. Los rincones que se ofrecen al caminante como inesperadas sorpresas son de un encanto especial: desde los curiosos tinaos -construcciones privadas sobre el espacio público- hasta los regueros de agua que discurren de forma controlada en el centro de ciertas calles, ante la condescendiente mirada...¡la arquitectura bioclimática ya estaba inventada!








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